Quizás no estemos tan agradecidos como debiéramos con la existencia en nuestras vidas de ‘las mariliendres’: ellas que fueron refugio para muchxs de nosotrxs en la etapa clave que es el crecimiento. Ellas que ya en el colegio e instituto nos acompañaban, nos apoyaban y nos hacían sentir comprendidxs en un momento en el que nos sentíamos excluídxs. Era una etapa en la que a lo mejor ni siquiera nosotrxs mismxs nos aceptábamos, pero ellas nos trataban como a unx más a pesar de nuestra pluma y nuestra diferencia.
Son atemporales: ya Rocío Jurado y Lola Flores hablaban de su buena relación con 'los gais'. Eran y son lo más parecido a lxs aliadxs que necesitamos a día de hoy, esas personas que sin ser LGTBIQ+ están concienciadas de nuestra realidad y nos apoyan. LXs miembros del colectivo no podemos conseguir avanzar sin apoyos exteriores. somos minoría, solxs no podemos.
Durante el Orgullo de este año, muchxs nos planteamos si sería el último que podríamos celebrar en genuina libertad. Aunque gritábamos “ni un paso atrás”, por nuestra mente pasaba la duda de cómo sería en 2024. Con ese ingenio característico, soltábamos chistes tales como “Aprovecha para mariconear hoy, que mañana no se sabe si vas a poder hacerlo”. Nos refugiábamos en el humor, conscientes de que nuestras -relativamente- recién adquiridas libertades estaban amenazadas, al ver el crecimiento y el avance de una parte de la población que nos rechaza de lleno y a grito pelado, que dice que hay que proteger a lxs niñxs de nuestra existencia y cree en su superioridad moral.
Tras conocer el escrutinio electoral, comentamos que esperábamos resultados bastante peores. Habíamos sido pesimistas. Y aunque el desenlace no fuera ideal, solo con que sea mejor de lo esperado, ya nos bastó para ilusionarnos, tener esperanza y darnos cuenta de que quizás en nuestro país no estamos tan mal.
Es terrible sentir que el miedo pueda volver a ser parte de nuestro día a día fácilmente. Percibimos nuestra libertad como algo tan reciente que lo sentimos frágil, algo por lo que generaciones han luchado y peleado pero cuya base no es aún sólida. Sobre todo sufre la parte invisibilizada, que se lleva los palos más duros, las mujeres, las personas trans…
A día de hoy aún no está claro el rumbo político de España, el futuro es incierto, pero al menos el pesimismo que teníamos se ha convertido en ilusión y agradecimiento por aquellXs que se acercaron a votar pensando en no retroceder. Ahora desde el colectivo vemos que no estamos tan solxs, Que contamos con apoyo, pero hay que ser perseverantes. Nos sentimos más confiadxs y recuperamos fuerza para decir, otra vez, "NI UN PASO ATRÁS".